17 ene 2016

Tour de San Pedro de Atacama a Uyuni en tres días

Tour de San Pedro de Atacama a Uyuni en tres días

El norte de Chile da dos alternativas para continuar viajando: Perú al oeste y Bolivia al este. En nuestro caso, decidimos hacer un tour de 3 días recorriendo todo el altiplano boliviano desde San Pedro y finalizando en Uyuni viendo el famoso salar. A nuestro grupo se unieron Marion (francesa) y Helena (gallega), dos estudiantes de intercambio también de Valparaíso. Dejábamos atrás Chile, entrábamos en Bolivia.

El tour costó 105.000 CLP (136,5 €) con la compañía White & Green e incluía el transporte de los tres días de tour en 4×4, el alojamiento de las dos noches, desayuno, comidas y cenas de cada día. No incluía el precio de entrada a los parques naturales y como requisito se nos pedía que comprásemos 5 litros de agua para todos los días, papel higiénico, y snacks para merendar y comer entre horas. Del resto se encargaba Miguel, nuestro chofer y guía. Añadir que este tour se puede contratar desde Bolivia en sentido contrario y puede salir hasta 30€ más barato. Además, la mayoría de las compañías hacen los mismos tres días de tour, lo que causa que en cada parada coincida con otras decenas de turistas. Esto lo notamos mucho el primer día. Sin embargo, nuestro tour tenía una variante a lo largo de todo el segundo día que además de hacer más variados los destinos para ver, nos hizo disfrutar una tranquilidad increíble libre de turistas.

El día que comenzaba el tour, la compañía nos venía a buscar en una furgoneta a nuestro hostal a las 7 a.m. para llevarnos hasta la frontera y empezar el proceso de aduanas para la entradas en Bolivia. Importantísimo llevar el pasaporte con el visado en rigor. En mi caso, revisaron mi pasaporte con visado de estudiante y me sellaron el pasaporte permitiéndome una estancia en el país de hasta 30 días. Es un proceso sencillo que las mismas compañías te explicarán antes de contratar el tour.

Con todo en orden y ya en Bolivia nos cambiaron a los seis de la furgoneta al 4×4, no sin antes darnos un desayuno tan completo y genial que hasta guardamos cosas para la merienda.


Día 1: Lagunas altiplánicas
Laguna Blanca
Entramos al Parque Eduardo Avaroa (150 Bolivianos, unos 22€) y bordeando el volcán Licancabur llegamos a Laguna Blanca, nombrada como el color por la cantidad de bórax que hay en él. El bórax es un material abundante en la zona que se utiliza para elaborar detergentes o baterías para diferentes dispositivos. Por cierto, en este punto ya nos encontrábamos a 4.350 metros de altura, habiendo subido otros 1.900 metros desde que salimos de San Pedro.
Laguna Verde
Desde Laguna Blanca recorrimos algunos kilómetros hasta Laguna Verde. Quienes menos suerte tengan verán una laguna normal y corriente e incolora, pero si sopla el viento mezclará las sustancias tóxicas (bórax y arsénico) dispersas en el agua, haciendo un revoltijo que le dará esa tonalidad verdosa que veis en las foto.


En todo el trayecto no hay caminos asfaltados, y en muchas ocasiones ni siquiera tomábamos los de tierra que estaban formados, lo permite desplazarse y poder acercarte a cosas a tu antojo, como este zorro que se vino a decirnos hola.

(Foto: Francisco Javier Soto Tordesillas)

Tras Laguna Verde y sin que me pegase nada en la excursión, nos dieron una hora para disfrutar de un rato en las termas de Polques. Precio de las termas incluido en la entrada del parque, aunque podías pagar 7 Bs (1 €) para poder usar el vestuario. Las termas no me llegaron tanto como las de Peumayen, pero igualmente fue un descanso agradable en un paisaje que nada tiene que ver con el de Pucón.

Termas de Polques (Foto: Francisco Javier Soto Tordesillas)

Un poco más adelante llegamos al que llaman desierto de Dalí, y recibe este nombre por la supuesta similitud que tienen algunas formaciones con los cuadros del pintor catalán. Digo supuestamente porque al igual que con las Tres Marías yo no fui capaz de ver su semejanza. Pero vaya, me sirve para mostrarte que aún habiendo entrado en Bolivia y subido tantos metros de altitud, el paisaje desértico seguía siendo el que mayormente nos rodeaba.

Desierto de Dalí

Ya a 4.800 metros (y aún subiríamos un poco más) se empezaban a notar en cabeza y pulmones los efectos de la altitud: un ligero mareo y la evidente falta de oxígeno que agota más al caminar. Si lo recuerdas, cuando un par de entradas atrás contaba el equipaje que me llevaría al viaje, metía unas pastillas de Cafiaspirinas para prevenir este "mal de alturas". No había contado con que precisamente en Bolivia utilizan hoja de coca, que hace milagros contra este mal con simplemente darle forma y colocarlo entre la encía y el labio superior. La hoja de coca (que no es un droga) es un símbolo nacional de Bolivia.

Helena mascando coca (Foto: Francisco Javier Soto Tordesillas)

A estos casi 5.000 metros paramos a disfrutar de los géiseres del Sol de Mañana. Un espectáculo de borboteo en fango con olor a azufre. Algún descuidado se quiso acercar tanto que acabó metiendo el pie hasta el tobillo.

Géiseres Sol de Mañana

De aquí paramos a comer y vimos las primeras llamas, otro símbolo nacional, aunque ellas no querían saber nada de nosotros. Todos los almuerzos del tour los preparaba Miguel y por mi parte quedé muy satisfecho.

Laguna Roja

La última laguna del día (y la que más disfruté) fue la Laguna Colorada. Se ve colorada cuando le pega directo la luz del sol y refleja el color de las algas rojizas que llenan toda la laguna. Estás algas son el alimento de los 5.000 flamencos andinos que habitan los 54 km² de superficie que tiene el lago. Para mí, que nunca había visto flamencos, ver tantos juntos y tan cerca fue impresionante. Tengo alguna toma filmada que es de lo mejor que he grabado durante el viaje.



Villamar fue nuestra última parada y el pueblo en el que cenaríamos y haríamos noche. En medio de la nada, en todos los kilómetros que hicimos ese día no vi ningún otro. En toda mi vida tampoco vi somiers de hormigón como en el hostal que nos quedamos, aunque admito que el cansancio hizo que no lo notase. Otro detalle de estos tour es que normalmente no te incluyen la ducha en al alojamiento para que de entrada te salga más barato. Entre pagar los 10 Bs o seguir un día entero sin ducharme mis principios de viajero hicieron que pesase más la segunda opción.



Día 2: Anfiteatros rocosos
(Foto: Francisco Javier Soto Tordesillas)

Levantándonos bien pronto y con todo preparado seguimos rumbo a Uyuni. Como he dicho, este día fue de lejos el más tranquilo al ser diferente a los demás tour, todo lo que vimos lo disfrutamos nosotros solos. El altiplano boliviano es una maravilla. Es increíble como estando a miles de metros de altura todo es una extensión tan inmensa y llana. Recorrerla desde el todoterreno fue un auténtico lujo. 
Al estar rodeado de volcanes toda la zona es de origen volcánico, y con la erosión de las rocas se han ido formando las figuras y salas más peculiares. Una muy graciosa es la copa del mundo.

Ciudad Italiana

Otro ejemplo es Ciudad Italiana. Una inmensa formación natural con forma de coliseo romano, de ahí recibe el nombre. Además, pese a lo empinado de las paredes pudimos escalar hasta lo más alto. Imaginaos el subidón de adrenalina de haber llegado hasta semejante cima y poder completar las siguientes vistas.

Más llanura, más rocas, música y buen ambiente en el coche de la mano de Dj Pedrido (Alex) o de Helena entrevistando a nivel de interrogatorio a Miguel, y llegamos a la Laguna Misteriosa. Cruzando varios desfiladeros entre rocas y pequeños cañones, más que Laguna Misteriosa le habría llamado Lago Escondido. En medio de una especie valle con absoluta calma y alguna que otra llama nos paramos a disfrutar de este bello paisaje.


Y a la vuelta al coche nos encontramos con que de repente se había llenado todo de llamas
Llegada la hora de comer nos metieron dentro del Cañón del Zora, al lado de un riachuelo con una pequeña cascada. La verdad es que pegaba bastante el sol y después de andar escalando y haciendo el cabra poder meterse bajo un chorro de agua para después comer tirados al sol sobre el césped fue una bendición. 

Cañón del Zora
Fuerzas repuestas y adelante

El resto de la tarde fue tal vez menos turístico, pero no por ello menos entretenido. Valles y llamas. No se cuantas veces paramos a ver llamas. Están sueltas en diferentes sitios, a su aire, se dan su paseo de mañana a tarde y antes de anochecer vuelven al refugio con su dueño. 


Cuando piensas que el paisaje no puede ser más elevado ni más llano, recorres esto

El último destino del día fue Julaca, un pueblo que hace tiempo vivió del tratamiento y distribución de borax, tanto a Chile como a Bolivia, mediante una vía ferroviaria que atraviesa el pueblo de norte a sur. Hoy esa vía está fuera de servicio y Julaca es un pueblo fantasma en el que apenas viven seis familias que salen a observar a sus escasas visitas cuando oyen el ruido inusual de un coche que llega. Todo esta abandonado: casas en ruinas, vagones que ya no funcionan, en algunos lugares la arena cubre puertas de casa que llevan décadas sin abrirse. A unos minutos a las afueras del pueblo, un cementerio rodeado de absoluta soledad en kilómetros a la redonda. 
Julaca
En silencio todos volvemos al coche, cada uno envuelto en sus propios pensamientos. Hasta que llegamos al hostal pasan 50 minutos de una explanada de las que ya os he venido describiendo. Al fondo una línea perfectamente recta define el horizonte: el Salar de Uyuni.
Como curiosidad, el hostal era uno de los famosos refugios de sal. Todo estaba hecho de sal (y me encargué de chupar las paredes para comprobarlo). Tras la mejor cena del viaje, la ducha volvía a costar 10 Bs, y dado que este día no gasté nada de nada, me permití el capricho de pagarlos. Además, teniendo que madrugar al día siguiente me iba a ayudar a dormir mejor.




Día 3: Salar de Uyuni


Y con madrugar me refiero a levantarse a las 4:00 a.m. y estar todos listos en media hora para ver amanecer en el salar.
Te presento Salar de Uyuni: destino turístico por excelencia de Bolivia, recibe a más de 50.000 turistas al año. Su superficie supera los 10.000 km². Nosotros sólo lo bordeamos, pero adentrándonos lo suficiente para que fuera lo único que abarcaba nuestro campo se visión. Verdaderamente interesante, os invito a que investiguéis sobre él al margen de esta entrada, en internet u otros lugares.
(Foto: Alejandro Pedrido) 
Precioso, impresionante, extenso, vasto... Se puede definir de muchas maneras según cada persona. Para algunos no será más que unas cuantas hectáreas de sal. Para mí, una superficie inmensa que acaba siendo ridícula dentro de todo un sistema, y yo soy ese punto insignificante dentro de la primera superficie. De igual manera podría resumir el resto del viaje por esta sección del altiplano andino.

En nuestro recorrido por el Salar hicimos una pausa para desayunar y conocer la Isla Incahuasi. Dentro del Salar hay pequeñas islas llenas de cactus que pueden llegar a medir hasta 10 metros de altura. Y bueno, desde la cima de estas islas puedes contemplar aún más la inmensidad del Salar.

Acabamos en Uyuni (ciudad), con la visita a un famoso o desconocido Cementerio de los trenes olvidados. Parece sacado de una obra de Ruiz Zafón, y en parte puede tener una relación en su significado. Este cementerio de trenes alberga numerosas piezas abandonadas su suerte, reflejo de un intento de progreso que fue abandonado al tiempo y el óxido. Tenía muchas ganas de pasear con tranquilidad por este paraje. Por desgracia, un repentina tormenta de arena nos estropeó un poco la visita.

El tour acabó en Uyuni. Nos despedimos de Miguel y empezamos a caminar por sus calles llenas de fiesta por motivo del Dakkar, que nos venía pisando los talones. Pero la continuación de esta historia me la guardo para la siguiente entrada del blog, en la que nos damos "un paseo por Bolivia".



Nota: Esta entrada está escrita en pleno viaje. Al retorno de este las imágenes serán mejor editadas, añadiré más material y vídeos. Gracias.

4 comentarios:

  1. Ganas de conocer Bolivia, ganas no nos faltan. El año pasado tocó Chile, pero este o el que viene este país tiene que caer :):). No os conocía por cierto. Nos lo apuntamos.

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    1. Un saludo, Javier!
      Pues permíteme hacer una recomendación de Bolivia: Toro Toro. Fue de las cosas que más me gustaron del viaje.
      Quise seguir publicando sobre este viaje pero perdí todo el material por culpa de un chaparrón en Foz de Iguazu. Pronto reiniciaré nuevos proyectos.

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